Buenas,
mi amigo Carlos dice que yo viajo tres veces. Una mientras preparo el viaje, otra durante el mismo y la tercera cuando preparo y reviso las fotos a la vuelta. Ésta, no solo se llega a juntar con la primera parte del siguiente viaje sino que en casos como este "lo salta", ya que las fotos de las que hablaré corresponden al primer viaje por China en 2004 que he digitalizado recientemente.
Todas las diapositivas de dicho viaje tienen un problema de exposición debido a un despiste en los controles de la cámara que me acompaño de principio a fin. En grupos de fotos como este, me ha llamado la atención el efecto que produce dicha subexposición en combinación con una luz dura a cierta altura y la dominante azul que da el lago en un día soleado. Por lo que he realizado una selección de fotografías con un aspecto común que parecen haber sido tomadas a propósito.
Lo habitual es llegar a esta zona de la provincia de Yunnan en China para visitar la Antigua Ciudad de Dali. Que no se debe confundir con la también llamada Ciudad de Dali a secas, más conocida como Xiaguan. Ambas están no obstante a orillas del Lago Erhai. Que significa literalmente Mar de la Oreja, debido al parecido con dicha forma.
En realidad, una de las motivaciones para hacer una parada en Dali es hacer al menos un recorrido por los alrededores del lago. Se puede llevar a cabo a base de taxis, autobuses, alquilando bicicletas, y si vas pillado de tiempo, siempre queda la opción de contratar una excursión organizada de un día en alguno de los hoteles locales. Caso del que vamos a hablar.
El primer sitio al que te suelen llevar es a una fábrica de batiks, el tejido típico de la zona con el que se hacen desde mantelerías a juegos de cama y todo lo similar. El color típico del batik es el azul combinado con el blanco. Aquí vemos cómo tiñen algunos tejidos.
El color azul de hecho es muy característico, aunque no el único, de esta zona. Y es muy frecuente encontrarlo también en las vestimentas típicas de la etnia Bai, predominante en la misma.
Y no solo en las ropas, en la arquitectura y la decoración, la combinación de blanco y azul rivaliza con el consabido rojo. Relegándolo a un segundo plano en la mayoría de las ocasiones.
Y si hay algo en lo que el azul predomina por naturaleza, es por supuesto en el reflejo del cielo en las aguas del lago. Una de las atracciones de las excursiones suele ser la visita a "La casa de cristal". Ésta pertenece a un arquitecto famoso y si bien no es que sea cien por cien cristal, como el nombre sugiere, éste se halla presente en cada rincón de la misma. Destacando por ejemplo esta galería desde la que muchos desearíamos poder contemplar un paisaje así en los fríos días de invierno. Con los rigores del verano tal vez fuese contraproducente estar ahí dentro.
Siguiendo nuestro recorrido circular por las orillas, llegamos a esta pequeña isla llamada Putuo. En la que como se ve hay un más pequeño aún templo conocido como Xiao Putuo Si. Es decir, el pequeño templo de Putuo.
De la exigua superficie de la isla, una parte la requiere el propio templo, y la otra sirve para formar un laberinto de puestos de comida rápida, es decir pinchitos y brochetas normalmente de camarones y similares que se hacen en brasas y barbacoas a petición del turista mientras trata de encontrar el camino hacia las escaleras del templo entre la multitud.
Vista la imagen cuesta creer que el gentío que abarrota el barco de turistas pueda llegar a caber en tan pequeña isla, pero quien ha estado en China sabe que aquí estas cosas son más que posibles. Nuestra excursión debía ser de las baratas porque nosotros llegamos a la isla en una pequeña barca aunque al menos no tuvimos que remar. Lo que no pudimos decir días después, pero eso es otra historia.
No todo era agobio entre la multitud. Acercándose a las orillas de la minúscula isla se podía disfrutar de imágenes tan relajantes, azules y placenteras como esta. Bastaba con no darse media vuelta ni ser empujado y caerse al agua.
Otro de los puntos interesantes del recorrido es el templo de Guanyin. En el que destaca el Pabellón del Espejo Celestial. Desde lo alto de este templo con varios pisos y más escaleras en forma de pagoda se tiene una buena vista de los alrededores del lago donde empaparse de azul una vez más.
Aunque nada para ello como el espejo que da nombre al pabellón. Y es que los chinos no ponen los nombres porque sí. El espejo es la parte derecha de la fotografía.
Por no desentonar, parece que hasta los cormoranes se tiñen del azul local.
En algunos lugares de Asia como aquí, todavía se usan cormoranes como arte de pesca para que los turistas paguemos y hagamos fotos. Los pescadores salen en pequeñas barcas con varios ejemplares que les acompañan a cambio de comida.
Al cormorán se le ata un hilo en la garganta de forma que no pueda tragar y así los peces que van capturando en sus zambullidas van llenando el hueco entre el cordel y el pico hasta que al pájaro no le queda otro remedio que dejar que se los saquen.
Y como no iba a ser menos después de un día tan azul, no nos queda otra despedida que un atardecer azul.
Tras el trabajo en el campo, los agricultores prenden fogatas para quemar hierbajos y desechos del día lo que da un aspecto muy particular a las orillas del lago… azul. ¿Lo había dicho ya?
Saludos,
Colegota