Buenas,
entre los españoles que nos vamos encontrando por aquí la pregunta obligada es si vas a ir a Semuc Champey, porque por lo general nadie ha ido aún, pero todo el mundo dice que tienes que ir, que no te lo puedes perder y eso. Así que era un incógnita si de verdad merecía la pena porque las fotos y los vídeos en Internet parecen mostrar un sitio bonito, pero tampoco un imprescindible.
Así que aquí va lo que encontré y mis conclusiones al final, que si no no os leéis todo. 😉
De la Wikipedia: Semuc Champey (donde el río se esconde en la montaña), es un enclave natural localizado próximo al municipio guatemalteco de Lanquín (12 km aprox. al sur de Lanquín), en el departamento de Alta Verapaz, Guatemala. En el mismo, en medio de un espeso bosque tropical se halla un puente natural de piedra caliza de unos 300 metros de largo por el cual fluye el río Cahabón y en cuyos alrededores se encuentran una gran cantidad de pozas de 1 a 3 m de profundidad, cuyo color verde turquesa cambia a lo largo del año variando con el clima, el sol y otros factores naturales. Al final puede observarse al río Cahabón como se interna en una caverna de piedra caliza, área muy peligrosa para acercarse dentro del río por la fuerza del agua, sólo se permite observar a distancia este fenómeno geográfico natural.
Lo primero que se hace es subir un montón de escalones tremendos a un sitio alto para poder ver las pozas desde arriba. De la subida no tengo fotos porque la cámara no se agarra bien con el sudor. 🙂 Pero esta es la foto típica que todo el mundo hace y sube a Internet de Semuc Cahmpey y yo no iba a ser menos.
Como veréis, no se sube con la mejor luz con esos contraluces de las sombras, esto es lo mejor que pude salvar.
Las pozas vistas más de cerca. Como había llovido no están tan azules como en los carteles promocionales.
Aquí se puede ver dónde el río se sumerge con toda su fuerza por debajo de las pozas.
Mientras que estas se llenan normalmente de agua procedente de la lluvia o los torrentes, aunque a veces el río viene tan crecido que pasa por encima.
Y si no pasa por encima, las pozas son un remanso.
Y aquí es donde vuelve a salir.
Aunque desde arriba no se aprecia tanto, la mayor diversión es ir saltando de poza en poza porque hay como un metro o más y zambullirte en la caída. Al final unos toboganes en los que te deslizas por la piedra ayudado por unas algas resbalosas y caída a otra poza.
Y por supuesto los turistas se hacen la correspondiente foto para que se vea que han estado allí y que no se han bajado las fotos de Internet.
El otro atractivo cercano son unas cuevas inundadas en las que vas con el agua al cuello y una vela para iluminarte, pero servidor tiene un pelín de claustrofobia y esas cosas no le van, así que pasé.
Y mi conclusión es que no me arrepiento de haber ido y además me cogía a mitad de camino entre Flores y Nebaj lo que era imposible hacer en un día. Está bien, lo pasas bien, pero no lo cambiaría por ninguna de las otras cosas que he visto si tuviera que elegir.
Ahora que cada cual tome su decisión, pero ya sabéis que si no vais os dirán que teníais que haber ido.
Saludos,
Colegota
Si es que estaba claro, cristalino, desde el primer día que pisaste Guatemala como loco por darte un chapuzón ahí!!!
Me alegro que lo disfrutases.
Por cierto, hiciste bien no entrando en la cueva…no es lo más seguro que he hecho en mi vida…madre mía…
Jejeje… Creías que no iba a ir ¿eh?
Gracias por comentar. Te escribo y me cuentas de tu viaje.
Las fotos son todas muy chulas, la última en cambio… Je, je.
Enhorabuena a los premiados 😉