Como soy cabezota y voy buscando trenes por el Mundo, me había empeñado en hacer un recorrido turístico de un tren antiguo que hay por aquí. De Padang Panjan a Sawahlunto. Al ser un servicio recientemente restaurado, según a quién le preguntes te dirá que ya no rula o cualquier otra opción. En el foro de Lonely Planet (el Inglés) me habían dicho que funcionaba en fines de semana. Y parece ser que es los domingos. Pero estaba escrito que no iba a ser así para mi.
Conseguí un ojek (moto-taxi) que me costó 50K. Algo caro, pero es que teníamos que quedar a las 6 de la mañana porque el tren según versiones sale a las 7, 7 y media u 8. De otra forma hubiera ido en bus.
Así que antes de las 7 estábamos ahí nosotros dos, el jefe de estación o algo parecido y nadie más, porque el tren no salía este domingo. Se celebraba una carrera ciclista, el Tour de Singkayak, y como la carretera y la vía se cruzan de vez en cuando lo habían suspendido. Cabía la posibilidad de ir al lago Singkayak, que da nombre al Tour, a buscar el tren para volver en él por la tarde. Así que el motero se ofreció para llevarme a donde coger un bus y porque el lago es turístico también y tendría “muchas cosas para hacer”. Mientras me lo pensaba, me dediqué a tirar fotos de la estación semi-abandonada.
Nos intentamos marchar a coger el bus, pero la moto decidió no arrancar. El conductor me dijo que era la primera vez que le pasaba algo así y estaba más perdido que yo. Afortunadamente, el señor de la estación sí que tenía experiencia y resultó ser una bujía. Trataron de limpiarla y menearla, pero ésta se negaba a arrancar. No obstante, una vez conocido el problema, fuimos a un taller donde la cambiaron. En un país donde a los niños se les compra la moto antes que la bici, los talleres se cuentan por docenas, y más en una ciudad, así que apenas caminamos unos metros desde la estación.
Por supuesto que le tuve que pagar el viaje para que pudiera hacer lo propio con la bujía, ya que esta gente nunca salen de casa con pasta. El año pasado fue lo mismo con un pinchazo. Pero hay confianza y ningún problema. Nervioso porque llegaba tarde a currar en el hotel, medejó en un bus que iba para Solok pasando por el lago. Los buses aquí, los grandes, son como algunos microbuses de los de por casa. Solo que entran unas diez personas más de las diez que caben. Y eso en tamaño asiático, que yo siempre me pregunto cómo he conseguido meterme en esos asientos y cruzar las piernas sin ser contorsionista.
Una pareja me entró con lo de que si hablaba Indonesio al tiempo que tenía que saludar con la mirada a medio autobús que me esperaban impacientes. Aquí la gente es muy maja y les encanta saludarte con un “¡Hello Mister!” o simples sonrisas. Pero sobre todo les encanta que les saludes tú.
Poco a poco llegamos al lago, que es de los más grandes de Sumatra o el que más, y lo fuimos bordeando. En algunas partes había restaurantes junto a la orilla y zonas como de recreo. En una de ellas había preparativos para la carrera, pero el problema que veía era que entre uno y otro sitio había distancia y no era como para recorrerse los nosecuántos kilómetros del lago andando. Para colmo mis amigos se durmieron con lo que no tenía a quién preguntar, ya que les había contado la historia a ellos.
Al final alcanzamos una zona grande donde había como preparativos de fiesta y se veía mucha gente, justo cuando mi amigo despertó. Le pregunté y me confirmó que era el lugar adecuado, así que me bajé. Me cobraron 10 K a lo que puse cara de “soy turista pero no tonto”.
Así era, se trata de una zona turística a la orilla del lago donde estaban preparando la llegada a meta del Tour.
Pregunté a un guardia que me dijo que llegarían los ciclistas sobre las 10 y como tenía tiempo de sobra, me fui a dar una vuelta por el pueblo de al lado y a saludar a todo el que se cruzaba en mi camino.
De regreso, me paré en una tienda a comprar agua donde había un grupo numeroso que ya había visto que me tenía ganas. Me invitaron a sentarme y procedieron con el tercer grado. Que dicho sea de paso fue largo y divertido. Sobre todo cada vez que abría el diccionario para ver qué me trataban de decir que no terminaba de pillar. Cuando el diccionario dijo que estaban pidiendo que les hiciera un regalo comprendí que era momento de ir a ver la carrera.
Llegué justo cuando ya habían llegado los primeros, pero luego me di cuenta de que éstos eran unos clubs de aficionados que corrían primero. Algo así como la GP2. Solo que la carrera era por asfalto y ellos (y ellas) tenían bicis de MTB. Hubo unas entregas de premios y celebraciones y yo me movía por allí entre charlas con los que se atrevían un poco en Inglés o los que me entraban directamente por el Indonesio. Al fin y al cabo, las preguntas siempre son las mismas dependiendo de lo largo de la conversación.
Unas niñas, decidieron que la conversación había terminado cuando les informaron de que estaba allí Putri Indonesia. Que es, ni más ni menos, que Miss Indonesia en persona. Estuve por ir a hacerme una foto con ella, por eso de presumir, pero había tal demanda que pasé. Luego posó con los ciclistas y me dije, ¡esta es la mía!
Luego una señora se hizo mi amiga mientras me hacía fotos con la otra mitad de los que faltaban.
Vivía en Jakarta y trabajaba en temas de cooperación internacional por lo que viajaba mucho y era amiga de la creme de la creme del país y del resto. Porque cada vez que me hablaba de algo o alguien era amigo suyo. Tenía buena conversación por lo que charlamos largo rato hasta que decidí darme otra vuelta. Y entonces me enteré de que estaban a punto de llegar los profesionales. Así que me fui para la línea de meta dispuesto a sacar fotos y algunos mini vídeos.
La prueba era internacional con ciclistas de China, Corea, Irlanda y varios más, con intención de promocionar Sumatra por el mundo. Había periodistas occidentales por ahí. Ganó un ciclista iraní.
Empezaba a hacer mucho calor y me fui a la orilla donde había sombra y corría brisa. La señora de antes vino a verme y me ofreció llevarme hasta Padang Panjan en su coche. Estaba con su hermana y sobrinos. Acepté y de entrada nos costó un montón salir, puesto que recién habían abierto la carretera y las motos estaban lógicamente en primera línea, pero para los coches resultaba complicado moverse. No obstante, parece que entre las pintas y la cámara, los polis me tomaban por alguien de la organización y nos abrían paso. Tampoco me importaba porque una vez en marcha el aire acondicionado no tenía ninguna prisa.
Mi nueva amiga y su familia me llevaron a un terreno donde tenía plantaciones de arroz y un molino.
Y luego nos fuimos a comer a un restaurante donde sirven comida Padang. Que son muchos platos con cosas diferentes de als que comes lo que quieres y luego te cobran lo que has comido. Es muy similar a la comida típica de Myanmar. Probablemente, porque muchos birmanos llegaron y poblaron Sumatra en el pasado. La verdad es que no me gusta la comida birmana y creo que es la única comida Indonesia que no me hace mucha gracia. Pero comí pollo frito “raro” y lo que sí que era incomible era un pescado del que no se había seleccionado nada.
Finalmente decidieron que como habían dejado a los más pequeños con la abuela, me llevaban hasta Bukittinggi, al hotel. Creo que les hubiera gustado seguir dando paseos y charlando, pero emepezaba a pesarme el sueño que aún no me había hecho al cambio de hora y había madrugado, por lo que me eché una siesta antes de cenar y dar por cerrado mi primer día en Sumatra.
Saludos,
Colegota