Buenas,
llevo un ritmo frenético. Aquí amanece a eso de las 5 de la mañana y me levanto sobre las 7 o las 8 como mucho y como no anochece hasta más de las nueve, acabo llegando al hotel a eso de las once y ya con más ganas de cama que de ordenador. Son días intensos en los que se trata de aprovechar el tiempo al máximo.
La zona está muy bien, además de los recuerdos míticos de los exploradores por el Canal de Beagle y el aire de pioneros que todavía inunda la ciudad. El clima loco. Hace un frío que pela y de repente sale el sol y te estorba toda la ropa. Pero más lo primero. La naturaleza es así y aquí es rigurosa pero generosa con los paisajes.
Os dejo unas fotos para que os hagáis una idea, pero los comentarios ya en casa o si tengo otras oportunidades durante el viaje.
Esta tarde me voy a "la pingüinera", Isla Martillo, que he quedado con Tux. Y mañana salgo para Puerto Williams, el pueblo chileno que hay más lejos del "fin del Mundo", que se supone que es esto.
Están reveladas con Photivo pero en la pantalla del mini-portátil. Imagino que siempre se verá mejor que los jpg de la cámara.
Saludos,
Colegota
Tio, se te ve fenomenal, y vaya paisajes, y lobos de mar y de tierra por lo que veo, jejeje… y lo del horario, pues toca acostumbrarse, por lo menos tienes muchas horas de sol, imagínatelo al revés… 😀
Un abrazo…
Por lo que nos vas mostrando hasta ahora, esto es para pasar allí un mes en cada sitio y llenar de buenas imágenes las tarjetas de la cámara. Sigue disfrutando. 😉
Fantástico viaje. Cuando estamos tan cerca de la Naturaleza uno aprende la fragilidad de las personas y la fuerza de la vida. Respeto para esa riqueza que nos dejan nuestros padres para que puedan disfrutarla los hijos.
Saludos y a ver si subes mas
Jose