Buenas,
parece que eso de regresar se lleva mal, pero entre la naturaleza y… bueno, el uso que hacemos de ella está resultando de lo más entretenido.
Para empezar me ha despertado un terremoto. No os fiéis del periódico que es sensacionalista. La dueña del hotel no se había enterado siquiera y yo creía que lo había soñado. Y ese de las seis parece haber sido el más fuerte.
Luego, llegando a México DF pasamos por encima del volcán Popocatépetl y le da por recibirnos con una erupción de cenizas.
Son fotos tomadas desde la ventanilla del avión no pidáis milagros.
Luego tenía que enfrentarme a seis horas en el aeropuerto de México. Aquí los controles son extremos. Conforme salía del primer avión he entrado al baño a deshacerme de la Tecate de a bordo y en lo que me ha costado terminar ya entraba un policía a ver qué hacía.
Luego tienes que recoger el equipaje y volver a pasar un nuevo control de seguridad. Lo curioso es que una vez que pasas tienes que apretar un botón y se enciende una luz con una flecha. Rojo, tienes que pasar a otra mesa a vaciar el equipaje por completo. Verde, puedes ir a dejar tu equipaje en la cinta de conexiones y adelante. Afortunadamente ha salido verde pues no se yo si vuelvo a meter todo dentro.
Entonces tienes que tomar un aerotren a la otra terminal. Al llegar aquí un nuevo control y algo raro han visto en la mochila de mano que me han hecho abrirla por la parte de abajo que de tantas cosas que llevaba creo que el aparato de rayos equis se ha roto.
Finalmente me dicen, señor, tengo una noticia. tenemos que probar el chocolate para comprobar que es efectivamente chocolate, al menos la mitad.
Afortunadamente para mi sobrino era broma.
Y bueno, he hecho mi primer contacto con la comida mexicana en México. Esta va dedicada al Pecoso.
Es una arrachera con guacamole y papas. La arrachera es como el filete de ternera y es muy suave, tiene la textura como si fuese pollo y muy rica. Y sí, es un único filete encogido para que quepa en el plato.
La cerveza la venden como negra, pero es parecida a la Export, un poco más suave.
Pues nada, ya sólo me deben quedar dos horas para tomar un vuelo de doce y luego otras dos para otras tantas y… ya estoy por allí dando mal.
Saludos,
Colegota
Lastima que ya se te acabo el viaje wey … en fin, que se ve que lo has pasado en grande, surrealismo para el viaje de vuelta acompañado de una buena pitanza … no esta mal seguro que no te hubiese importado seguir tricando por aquellos lares …
En fin, muy buenos reportajes, suficiente para saciar la sed de los que aun no tenemos viaje en la mochila …
Abrazoskis,
Pingback: Me voy a México a enchilarme » La Tierra vista desde el suelo