La excursión de hoy es al valle de Harau. Famoso por sus paredes verticales de piedra y sus cascadas. En Bukittinggi hay turistas, pero no suficientes como para ir buscando el formar grupos, por lo que al final tienes que acabar contratando la excursión para ti solo, lo que implica más caro. El precio para una persona en moto es de 200 K. En coche para dos sale por 150 K cada uno y supongo que grupitos en furgoneta saldrá mejor. La moto tiene la ventaja de que paras literalmente cuando y donde tú quieres. El guía al ver que llevaba buena cámara me sugería parar a hacer fotos más aún de lo que lo hubiera hecho yo (demasiados cables a veces). En contra, que el asiento duele y al cabo de un tiempo tienes que parar. Y el resto del día no quieres sentarte. Cosa que se agrava cuando tienes que llevar las piernas tan encogidas como yo en motos tan pequeñas.
Una primera parada “oficial” fue en este lugar desde el que hay unas vistas panorámicas y han puesto un chiringuito donde tomar un café por 3 K. Indonesia es uno de los principales productores de café mundial. El de Sumatra junto al de Java tienen reputación. Aunque tal y como lo toman aquí sólo les gustaría a los más cafeteros, ya que aunque es soluble, va con posos flotando y dejando medio centímetro de éstos en el fondo del vaso.
Estamos en la tierra de los Minang Kabau de los que ya hablaremos. Por ello, aunque no era el motivo del día, vimos muchas casas típicas con los tejados en forma de cuerno de búfalo (o de barco, según teorías) como esta en que la señora fue a buscar a su nieto para que saliera en la foto.
Es también tierra de tapioca. Pero aquí, en lugar de coroneles, lo que hacen con ella son una especie de pan de gambas, a veces coloreado, crujiente al que llaman krentek (o algo así) que se come sobre todo como acompañamiento en las comidas. Muelen la tapioca con la que hacen una pasta que a veces tiñen y luego la dejan secar al sol en obleas.
Cerca de Harau encontramos estas montañitas del estilo de las de Yangshuo en China y creo que Halong en Vietnam.
Este señor lleva un barquito a rastras con el arroz para sembrar. Debe ser más cómodo que en cestas o bolsas como he visto en otros sitios.
En las carreteras por aquí predominan los sidecars, o su versión local más bien. También los hay con bicis en la que suele ser un carro cuya parte derecha es la bici.
Una vez llegados a Harau, esta es la postal más típica de la zona. La que hacen todos los turistas. Y yo no iba a ser menos.
La zona es sí no es muy grande. Se recorre rápido. Pero impresiona meterse entre las enormes paredes. Parece que aquí también viene gente a escalarlas, aunque no vi a nadie.
Y luego un recorrido por cataratas, alrededor de cada una han montado decenas de chiringuitos ya que en un destino para el turismo local, sobre todo en fin de semana.
El mono gris no sale de su asombro de cómo los humanos se comportan.
Una casa minangkabau más, que esta está muy bien conservada, ya de vuelta.
Al atardecer, Asia se llena del humo de las hogueras y en la carretera desearías ir en coche con las ventanillas cerradas. Sobre todo si un camión o autobús arranca delante de ti.
Pero ya cuentas las curvas para llegar al hotel y poder tumbarte, o al menos, no sentate en un buen rato.
Saludos,
Colegota