El camino a Kerinci y su regreso

Una de las cosas que estoy aprendiendo de Sumatra es que a los conductores de autobús no les gusta madrugar. Lo que dificulta bastante que se puedan aprovechar los días por estas carreteras lentas como pocas.

El bus para Kerinci sale de Bukittinggi a las 11. Aquí hay una terminal de autobuses, Aur Kuning, a pocos kilómetros del centro. La opción A es ir un día en un oplet o mini furgo convertida en bus improvisado, a Aur Kunning y comprar el billete. Luego ir con el equipaje de nuevo el día que sale el bus. La opción B es encargar la compra del billete al hotel. Te hacen la reserva y te llevan desde el hotel en coche con tu equipaje a la hora de salida. Pagas una comisión que podría ser más barata. Pero dado que el tiempo se suele agradecer cuando vas mirando el calendario y que no me gusta moverme mucho cuando voy cargado, suelo “picar”.

Afortunadamente había pedido salir una hora antes, en lugar de media, porque lo primero que nos encontramos fue una especie de desfile de carnaval que había cortado el tráfico y al dar la vuelta para tomar otro camino resultó que el resto del mundo había hecho lo mismo. Después tuvimos que parar en una gasolinera porque iba a subir el precio y el día anterior no habían conseguido llenar el depósito que estaba en las últimas. Finalmente llegamos, localizamos el bus y me subí.

Éramos tres pasajeros. Uno de ellos un chaval de unos 12 años que iba a Sungai Penuh, el final del viaje 50 km más que yo, al que su madre me dijo algo así como que le cuidase. Pero el chaval no sabía nada de Inglés, así que poca conversación hubo. Aunque de vez en cuando cruzábamos frases y alguna sonrisa.

Como suele pasar en estos lares, a las 12 llegó un cuarto pasajero y salimos. El bus en realidad es una furgoneta grande o micro-bus. Con 11 o 13 plazas según la disposición. Suelen tener un mínimo de espacio para mis piernas, aunque a veces se meten cuatro personas en tres asientos o bastante más si son trayectos cortos.

Las carreteras son lentas y en estos tramos con muchas curvas. Además de muy estrechas, por lo que cuesta adelantar y hay todo tipo de vehículos. Incluyendo por la parte de Kerinci unos carros tirados por un buey. También hay que añadir que los agricultores ponen a secar las semillas, granos de café o tiras de canela en el mismo asfalto ya que no hay cuneta y esto deja el ancho disponible en lo justo para un vehículo en muchos tramos. Son algo más de 200 Km que llevaron un total de 9 horas.

Claro que a esto hay que añadir las paradas. La primera, por supuesto para comer.

El conductor, que ya me había preguntado a qué homestay (casa de huéspedes) iba en Kersik Tua, y que se lo iba diciendo a todo el mundo, al ver que hablaba Indonesio para pedir la comida se vino arriba y comenzó la típica ristra de preguntas para deleite del resto de comensales y personal del restaurante, algunos de los cuales se sumaron al interrogatorio.

En un pueblo donde se unen las carreteras que vienen de Bukittinggi o Padang, aparcó el bus y desapareció durante un buen rato. Por la tarde llegamos a la que debía ser su tierra porque no paraba de encontrarse amigos. Y cada vez que veía uno paraba el bus en la cuneta y se bajaba a hablar con él. Más tarde,parece que la gente que había en una tienda a unos metros de la carretera debía ser su familia y también pasó un agradable rato con ellos mientras nosotros veíamos desde el bus como jugaba con un bebé que daba sus primeros pasos. Pero esto parece ser habitual, así que nadie se extrañó ni molestó y yo no iba a ser menos. Ah, la almohada que se ve en la foto del interior tambien la bajo a comprar por el camino. Cheesy

Lo que remató fue que a falta de una hora para llegar a Kersik Tua paró a cenar. Con las ganas que tenía yo de terminar la jornada. Finalmente a las 9 de la noche llegamos. Los homestay tienen carteles muy pequeñitos sin iluminar y no había casi nadie por las casas a oscuras y no lo encontrábamos. Tras ir carretera arriba y abajo varias veces encontramos a unos tertulianos, uno de los cuales subió con nosotros al bus y nos llevó. La casa de Pak Subandi, el que sería mi anfitrión y guía está 50 metros al sur de la entrada al Parque Nacional marcada con la estatua de un tigre, de Sumatra, claro.

El regreso no dejó de tener menos alicientes, aunque tal vez no tantos. Se trataba no solo de volver a Bukittinggi, sino de continuar viaje hacia el lago Toba. Uno de los más largos que se puede hacer por aquí sin competir con el avión. Para Prapat, en el lago Toba, hay que coger el bus en Padang que luego pasa por Bukittinggi. El primer bus para Padang me dijo Pak Subandi que salía de Sungai Penuh a las 8, pasando por Kersik Tua a las 9 y tardando unas 7 horas más en llegar a Padang. Lo que me daba pocas opciones para llegar a tiempo de coger allí el bus para Prapat. Pero a Bukittinggi sólo hay uno por la tarde, así que ese imposible.

Como es de esperar, el bus de las 9 llegó a las 10. Éste iba lleno y me tocó ir un tramo compartiendo tres asientos con otros tres pasajeros. Afortunadamente, dos chavales jóvenes que ocupaban poco y otro que se bajó en menos de dos horas. Así que el resto del viaje fue bastante confortable. Con la sola parada a comer, que aquí se hace sobre las 12.

Cerca de Padang comenzó a llover. Estoy teniendo más o menos suerte con la lluvia porque me ha tocado varias veces, pero no he llegado a mojarme apenas. A eso de las 3 y media, comenzó el reparto de pasajeros por las calles de las afueras de Padang y sobre las 4 el conductor me dejaba en la oficina de la compañía de autobuses. La guía de Lonely Planet no ayuda mucho en esto porque dice que como ya no se usa la antigua estación, que los buses pueden recogerte en el hotel. Pero claro, si no estás en un hotel, a saber. Bueno, la opción era la que había escogido el conductor de llevarme a la oficina. Pero desgraciadamente, el único bus diario había salido a las 2 y no había hasta el día siguiente. Por lo que la oficinista, muy amable, me sugirió que me dirigiera a Bukittinggi, cosa que ya tenía en mente, pues Padang es una ciudad grande en la que a esas horas me tenía que meter en el hotel a esperar el bus el día siguiente, mientras que en Bukittinggi el centro es pequeñito y te puedes mover andando. Además, un terremoto sacudió Padang en Octubre pasado y no tengo referencias de qué hoteles siguen funcionando y cuáles no. Ni de cómo está la ciudad.

La chica de la oficina salió conmigo a la calle para ayudarme a buscar un taxi a Minang Plaza que es desde donde salen los transportes a Bukittinggi, aunque ya me advirtió que no habría bus público por lo que tendría que coger “travel”. Es decir, un poco más caro.

De camino el taxista me ofreció llevarme él a Bukittinggi por 200 K. Había pagado 225 desde el aeropuerto que es algo menos de distancia. Pensando un poco entre lo que me iba a cobrar la carrera a Minang Plaza más lo que me cobrase el travel, la diferencia no era tanta. Y si en taxi son dos horas y media, de otra forma hubiera llegado a partir de las nueve. Y aquí anochece a las seis y media y se cena poco después. Además, moverme con todo el equipaje lloviendo no me motivaba mucho. Regateé un poco y lo dejamos en 175.

Finalmente, de vuelta en el Hotel Orchid, me dijeron que el bus desde aquí sale a las 6. Teniendo en cuenta que llegué algo más de las 7, se me escapó por poco, aunque según el retraso es posible que se pudiera haber llegado.

Hoy de nuevo he reservado con el hotel. Me cobran 180 incluyendo el llevarme a la oficina de la compañía que está en las afueras, aunque creo que también para en Aur Kunning, sobre los 135 que cuesta el billete. Pero es que además de todo llevo unas agujetas del Kerinci que apenas puedo andar, así que dejaremos el ahorro para más tarde.

El viaje a Prapat es uno de los que más aventuras se cuentan. Viene a durar un mínimo de 15 horas y un máximo de no se sabe, pero que puede llegar al doble. Así que ya os contaré, pero no se cuando. Smiley

Saludos,
Colegota

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